La primera vez que vine a Irlanda fue en el verano del 2006. Acababa de conseguir un puesto en una empresa internacional y a pesar de que me sacara el ingles tecnico de negocios en el nivel advance, a la hora de hablar con clients de China o Alemania veia que cojeaba.
Como empezaba con el horario official en Septiembre, me ofrecieron un mes de vacaciones pagadas en Agosto que gustosamente acepte, asi que me lance a la aventura. Como todo lo que hago en mi vida, organice mi viaje deprisa y corriendo. Destino: Bray.
Contacte con varias personas en diferentes webs como Where are you now? Para obtener un poco de informacion sobre este pais, y mas concretamente, sobre esa ciudad de la que no sabia nada. La gente no queria darme muchos detalles concretos y me hablaba mas sobre Dublin, el tiempo, etc. Luego me acabaria enterando de que Bray no es precisamente conocida por su seguridad. Conoci a varia gente y entre ellas, a el.
El fue de los pocos que me dio algunos consejos en concreto sobre este pueblo y, acordamos, que cuando fuera a Irlanda quedariamos para un cafe.
Aun recuerdo la primera vision que tuve sobre la isla Esmeralda, eran algo asi como las 22.15 y recuerdo que tuve una sensacion indescriptible. Me enamore de la isla en ese instante, y sin saber bien por que me di cuenta de que esa imagen me acompanyaria muchas veces a lo largo de mi vida.
Me recogio un taxista que tenia contratado, y el hombre me dio un tour por todo el centro de Dublin, me explico costumbres, el gaelic football, pequenyas anecdotas y no recuerdo que mas. Mi primera sensacion fue extranya porque fue algo asi como viajar al pasado, donde casas victorianas y georgianas se apilaban una detras de otra.
Llegue a Bray y me parecio que no me podia haber tocado una casa mejor. La senyora que hacia de mi “host mum” era encantadora, luego descubriria que tenia un sentido del humor sarcastico que me encantaba y que en el fondo era un trozo de pan a la par que luchadora.
Resumiendo esta parte de la historia, solo puedo destacar que fue sino el mejor uno de los mejores veranos de mi vida, que me fui a casa con 2,500 euros entre alojamiento, clases, comidas y billetes pero con mil recuerdos y alegrias en mi Corazon; y...con una nueva persona en mi vida. Cierto es que aprendi mucho ingles, si bien, no gracias a las academias que yo veo innecesarias llegado cierto nivel.
Pasaria un anyo de viajes mensuales a Dublin hasta que finalmente decidiera instalarme en Irlanda...
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