Thursday, February 25, 2010

Una de esas historias, con unos de esos personajes...



Era una noche fría y cerrada, el manto blanco cubría la ciudad y embellecía aquellos edificios que un día fueron retratos de victorias y derrotas.

Ese día esperaba a mi amiga Soledad, con la que últimamente intimaba, nos juntábamos y jugábamos partidas de cartas donde apostábamos cual larga seria nuestra relación. Ella siempre me ganaba, sin trucos ni trampas. Brindábamos por lo que parecía el comienzo de algo duradero, mientras nos susurrábamos nuestras penas embriagadas por el alcohol.

Pero una noche, sin premeditación ni alevosía, ni algún tipo de intención escondida, encontré una mirada que al poco tiempo seria la que actuara de mi guía.
En cuanto lo vi sabría que seria mi perdición y pasamos la noche entre sonidos de risas, entre las cuales estaban la mía, añorada tanto ya que creía perdida.

Entre visos intentaba buscar su mirada, en secreto, ya que temía ser descubierta y que peligrara mi oportunidad de volverlo a ver. Cuando nuestras miradas se cruzaban, mi corazón se disparaba lanzando destellos de felicidad que se reflejaban en el rubor de mi cara.
Pero yo debía evitarle, nuestra historia era lo mas parecida a la obra de Montescos y Capuletos, solo que yo no me sentía Julieta, si no mas bien una Cenicienta, que pasa desapercibida ante los ojos del príncipe que tenia su corazón puesto en otra dama de apariencia mas bella y delicada en maneras.
Esa noche al llegar a casa, descorche el champan y compartí con mi amiga Soledad las nuevas, a las cuales reacciono reacia. Yo solo quería celebrar que había descubierto que mi sonrisa aun existía, seguía allí y ahora parecía viva!
Pasaron los días, y esta Cenicienta no podía pasar desapercibidos los ademanes del príncipe que aunque escasos, hacían a la sencilla muchacha sentirse en un mundo de sedas y nubes.

Después de muchos deseos y anhelos, y muchas rogatorias a escondidas de la Soledad que me acechaba, mis plegarias fueron escuchadas. Nuestros labios se fundieron en un eterno momento que embelleció hasta lo menos agraciado. La luna parecía mas llena que nunca y las estrellas mas brillantes que el propio Sol.
No pensamos en las consecuencias ni tampoco en las repercusiones, eramos dos entes volando en nuestro propio mundo impenetrable.

Pero los momentos no son eternos, y llego un punto donde se pusieron las cartas sobre la mesa o por decirlo de otro modo, volvimos al mundo real donde los suenos se viven por la noche cuando se comparten con la almohada.
Sabíamos que la historia tenia fecha de caducidad y que habían adversidades que debían ser evitadas, Montescos y Capuletos nos acechaban pero la ciudad se ofrecía testigo de nuestros pecados; y apiadándose de nosotros ofrecía de escondrijo. Cómplice de momentos de pasión y quizás de algo de amor. Decidimos vendarnos los ojos y tirarnos por el acantilado, o al menos yo si salte, aunque nunca sabre si el lo hizo.

Me arme de valor para despedirme de mi amiga Soledad, no creía que la vería en mucho tiempo. Al mas puro irlandés, le ofrecí un vaso de Jameson; así al menos se despiden a los seres queridos a los que tuviste en estima y a los que deseas la mejor de las buenaventuras. Aunque sonara egoísta, no sentía pena de deshacerme de mi amiga.
Pero esta se rió, y me amenazo con que la buscaría pronto.

Luchando contra mar y marea, contra cielo e infierno, y todo tipo de eventos sobrevivía, me caía y me levantaba, para mi aquello merecía todo esfuerzo.
Nuestros cuerpos cada vez se conocían mas a fondo, compartíamos miradas, besos, caricias encontradas y desesperadas, abrazos eternos que sabríamos; llegaría un momento se desvanecerían. Los últimos días apurábamos cada segundo en los que se intensificaban nuestras muestras de carinyo, quizás esperando que así el tiempo se parara.

Y llego nuestro ultimo día, y ninguna muestra de amor fue recibida. En cambio una despedida con una sonrisa en sus labios fue la premisa.
Una daga clavo mi corazón y sentí como me caía por un precipicio negro sin fondo, era a caso todo una burda actuación? Había sido yo marioneta de una obra de titeres o peor, una munyeca que una ninya caprichosa tira al cansarse de ella?
Mi corazón estallo en mil pedazos que de no haber sido por mi cuerpo hubieran invadido toda la sala, se clavaban en mi pecho mientras lo hacían sangrar.
Mis lagrimas luchaban por salir mientras miraban la cruel sonrisa, la cual era verdugo y me estaba dando muerte.
Me despedí con un gesto con la cabeza y una sonrisa de medio lado que lo decía todo, sin parecer que le daba importancia...de todos modos estaba acostumbrada a interpretar la mujer de hielo con un alma impenetrable.

Volví al lecho, al lado de mi amiga Soledad, y le jure lealtad eterna...al fin y al cabo mi experiencia me decía que seria algo que no cambiaría...

Zero 7 – Swing
Efecto Mariposa – Diez Minutos
Avril Lavigne - Forgotten

2 comments:

Laura Pepita Grilla said...

Creo que si no supiera que el blog es tuyo, no te reconocería escribiendo... bonita historia de los Romeo & Julieta del siglo XXI... aunque ella no se sintiera Julieta, aunque él no se suicidara por ella... ;)

Anonymous said...

Simplemente.... fantastica!